Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando dio en el centro de la diana en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro...
- "Ahí está", le dijo al viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!".
Inmutable, el maestro no desenfundó su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo.
- "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme.
Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro.
- "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente, que te hace errar el tiro".
Concentración
Etiquetas: Cuentos
3 comentarios:
La habilidad de conocer la propia mente es uno de los retos más grandes del ser humano.
¡Gracias por compartir los cuentos!
Buenísima historia de leccion
Simplemente la obstinación y arrogancia hace que seamos las peores personas
Como dice Osho: la mente, poderoso instrumento, peligroso maestro.
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por tu visita y por tus comentarios!