Un jardín de rosas

El poeta Coleridge recibió un día la visita de un admirador.

Cuentan que en el transcurso de la conversación, surgió el tema de la niñez y la educación:

- "Creo", afirmó con rotundidad el visitante, "que debe dejarse a los niños total libertad para que piensen y actúen desde que son muy pequeños y que puedan tomar sus propias decisiones sin que nosotros intervengamos. Sólo así podrán desarrollar al máximo toda su potencialidad."

- "Ven a ver mi jardín de rosas", le dijo Coleridge, acompañando a su admirador hasta el jardín.

Al verlo, el visitante exclamó:

- "¡Pero esto no es un jardín... esto es un patio lleno de maleza!"

- "Solía estar lleno de rosas", dijo el poeta, "pero este año decidí dejar a las plantas de mi jardín en total libertad de crecer a sus anchas sin atenderlas. Y este es el resultado."

3 comentarios:

javiputo dijo...

El cuento parece una crítica a la educación libertaria. El argumento parece ser que, como un jardín "cuidado" es mas bonito que uno salvaje, es mejor un niñx "cuidado" que uno salvaje, no? (un poco simplista).Vamos a profundizar un poco más.

Siguiendo con el símil niñxs/plantas(que creo que no es muy acertado). En el jardín de rosales, el jardinero literalmente mata a otras plantas (niñxs) que no son rosales y establece una sola raza con las características que el desea,¿no? Como hicieron los nazis vamos!

Y un jardín de salvaje, es un jardín con variedad, donde no sólo un tipo de planta sobrevive, donde se respetan los ritmos de las plantas y ellas se regulan en función de sus necesidades y los nutrientes que les proporciona el suelo.


Yo prefiero el jardín salvaje.

Unknown dijo...

Tengo una duda el narrador esta en 2da persona?

Juan Luis Railef Balmaceda dijo...

Yo lo entendí que los padres deben ser los jardineros, no el sistema educacional, el que de acuerdo a estos tiempos, está obsoleta

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